lunes, 6 de octubre de 2014

Marchas Nupciales


No siempre ha sido tan común como es ahora que la novia se acerque al altar o que la pareja celebre su  recién estrenado matrimonio con una marcha nupcial. En este post, hablaré sobre las tres marchas más famosas.



Marcha Nupcial de Wagner.

Es una marcha nupcial que forma parte de la ópera del compositor alemán Richard Wagner titulada Lohengrin, compuesta en 1850. Esta pieza es usada en las bodas del mundo occidental para la entrada de la novia. Su ubicación habitual en el inicio de una ceremonia nupcial no está del todo de acuerdo con su colocación en la ópera. El coro se canta después de la ceremonia por las mujeres de la fiesta nupcial, ya que acompañan a la protagonista, Elsa, a la cámara nupcial.





Marcha Nupcial de Mendelssohn

Forma parte de El sueño de una noche de verano, escrita en 1826 a partir de la obra homónima de William Shakespeare. Pese a que la obra fuera escrita en 1826, 16 años después, en 1842, y por encargo, Felix Mendelssohn escribiría Música incidental para el sueño de una noche de verano, en donde se encuentra la marcha nupcial.

Es una de las marchas nupciales más usadas, generalmente interpretada por un órgano. En los países anglosajones suele sonar al final de la boda.






Marcha Nupcial de Mozart


También es utilizada como marcha nupcial la compuesta por Mozart, que aparece en su ópera Le nozze di Figaro. Aunque es muy poco frecuente, muchos novios la prefieren para su celebración debido al carácter más alegre de su melodía. A su vez, el propio hecho de que ésta sea menos frecuente es un aliciente que atrae a no pocas parejas.







La tradición de tocar la marcha nupcial comenzó con la boda de la princesa Victoria de Sajonia-Coburgo-Gotha con el príncipe Federico III de Alemania. Victoria, gran aficionada a la música, eligió ella misma las dos marchas que iban a sonar en su boda: la Marcha nupcial de Mendelssohn y la Marcha nupcial de la ópera Lohengrin de Wagner. Desde entonces, esta tradición se ha convertido en una de las más seguidas.

jueves, 29 de mayo de 2014

Titán - Mahler

Quizá sea repetitivo escribir otro post sobre Gustav Mahler, pero puedo asegurar que si es mi compositor favorito, es porque se ha ganado el derecho a serlo. Hay grandes obras escritas por compositores de alto nivel, esperando aparecer por aquí, pero algo en mí no me deja pasar al siguiente sin comentar hoy la obra que aquí se presenta.

En primer lugar explicar que Titán no es, al parecer, la primera sinfonía del compositor de Bohemía, pues hay pruebas de que anteriormente compuso cuatro más cuyos manuscritos fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial por el gobierno nazi, quien condenó al compositor al ostracismo por su condición. Recordemos que Mahler era judío. Carga que le acompañaría durante toda su vida. Él mismo composior diría en una ocasión : «Soy tres veces extranjero: un bohemio entre austriacos; un austriaco entre alemanes y un judío ante el mundo».

Estas obras desaparecidas explican el por qué de que 
la Sinfonía Titán tenga una consistencia y una maestría impropias de lo que cabría esperar en la opera prima de un joven compositor.


Mahler comenzó su Primera Sinfonía en 1884, la finalizó en 1888 y dirigió su estreno en Budapest el 20 de noviembre de 1889 después de que la mayoría de directores de la época la rechazaran por considerarla “demasiado moderna y transgresora”.
El día del estreno, la recepción de la obra fue mas bien fría por parte del público. 


En un principio, la Sinfonía Titán no fue considerada como tal por el autor sino mas bien como un poema sinfónico (o poema tonal) dividido en dos partes con tres movimientos en la primera y dos en la segunda.
Más adelante, Mahler abandonó la idea de contemplar esta obra como “música programática” y la catalogó definitivamente como una sinfonía con cinco movimientos, aunque no tal y como actualmente la conocemos, pues pasado un tiempo, Mahler desechó el segundo movimiento (
Blumine) al no considerarlo “suficientemente sinfónico”.
En la actualidad, son muy pocos los dir
ectores (y muy pocas las grabaciones disponibles) que incluyen el movimiento Blumine en la ejecución de esta sinfonía.

Por el bien de mis lectores comentaré  tan sólo primer y tercer movimientos aunque recomiendo escuchar con detenimiento toda la obra.




PRIMER MOVIMIENTO

Comenzamos movimiento y obra con las cuerdas entonando un La mantenido.  Comienza de una manera realmente suave. A lo largo de varios minutos, poco a poco van incorporándose algunos instrumentos partiendo de ese La. Podemos diferenciar algunos instrumentos que hacen voces de aves y otros realizando fanfarrias. Las trompas comienza con un solo en grupo que otorga una profundidad al sonido que lo hace penetrar más en el oyente. Será algo más avanzado el movimiento cuando por medio de esa fanfarria surgirá la tonalidad de Re Mayor otorgando mayor ligereza y frescura a la obra.
Este primer movimiento finaliza con un regreso de las mismas voces de las aves que aparecen en la introducción para concluir con un sosegado y relajante cierre.
He de decir que poco comienzos sinfónicos están a la altura del aquí descrito. Su delicada belleza combinada con su originalidad confieren al mismo una calidad digna de admiración.




TERCER MOVIMIENTO

Se trata de un movimiento lento que Mahler concibió como una paródica marcha fúnebre basada en en la canción folclórica Frère Jacques que es aquí ejecutada en la tonalidad de Re menor para dar paso a unas fáciles melodías que nos transportan a la música que solían interpretar las bandas callejeras y en las que queda de manifiesto los orígenes judíos del compositor.
Se puede apreciar claramente en su manera de enlazar diferentes motivos lo avanzado de la técnica de Mahler. En cuanto a la belleza de la pieza, no hay palabras que puedan expresar la perfección de este movimiento. La delicadeza de la marcha con la gracia de las danzas.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Cuarteto para cuerdas en fa mayor - Maurice Ravel

Compuesto entre diciembre de 1902 y abril de 1903, y estrenado el 5 de marzo de 1904 por el cuarteto Heyman (en un concierto de la "Société Nationale" en la sala de la Schola Cantorum). Dedicado a su amigo y profesor Gabriel Fauré.
El cuarteto no fue bien acogido y obtuvo críticas contrapuestas. Fauré criticó duramente la obra (en especialmente el cuarto movimiento: “atrofiado, mal balanceado; en resumen, un error”). En cambio, Debussy escribió a Ravel en 1905 diciéndole: “En el nombre de la Música y de mí mismo, no se te ocurra cambiar ni una sola nota de tu cuarteto”. Parece ser que el paso del tiempo ha dado la razón a Debussy, pues el cuarteto se ha hecho un hueco entre las obras maestras del género.
Ravel tomó como referencia el cuarteto que escribió Debussy una década antes. El cuarteto sigue estrictamente la clásica estructura en cuatro movimientos. Aunque Ravel tenía tan sólo 28 años cuando lo compuso, en él aparece perfectamente definido el estilo del compositor, con su “precisión de relojero” y sus sonoridades típicamente reconocibles.
Marcel Marnat comenta que “[…] Por su firmeza resuelta y por su luminosidad adolescente, el Cuarteto de Ravel se nos ofrece como uno de los gérmenes de esta revolución inexorable de lo vago al geometrismo, excluyendo, no obstante, esa angulosidad glacial tan característica del arte de 1925. Y este cuidado por ser fluido pero no enrevesado, por ser estable sin ser brutal ni simplista, es el signo de todo un nuevo giro de la vida”. ('Maurice Ravel', 1986)
El propio compositor dijo de su obra: “Mi Cuarteto en Fa Mayor responde a un deseo de construcción musical que indudablemente está realizado inadecuadamente, pero que emerge mucho más claramente que en mis composiciones precedentes”.

A continuación podéis deleitaros con el segundo movimiento del mismo, mi favorito.

lunes, 24 de marzo de 2014

Gustav Mahler interpretando al piano el primer movimiento de su quinta sinfonía

DOCUMENTO SONORO INÉDITO:
UNA GRABACIÓN DE GUSTAV MAHLER TOCANDO EL PIANO


Como documento sonoro inédito, y hasta increíble, voy a ofreceros la posibilidad de escuchar a Gustav Mahler interpretando él mismo al piano el primer movimiento de su 5ª sinfonía (sí, habéis leído bien: interpretándose el mismo al piano).


Este “milagro” ha sido posible gracias una interpretación encapsulada que se conserva (en realidad hay varias obras grabadas y no es difícil encontrar el CD que las contiene) en la que se utilizó la técnica de los famosos “piano rolls” o pianolas de inicios de siglo.

Las grabaciones en si no son mas que unos "rollos" que fueron grabados utilizando una tecnología desarrollada por Welte-Mignon que fue perfeccionada en la Alemania de 1903.


Tanto Gustav Mahler como otros intérpretes y compositores famosos de principios del siglo XX hicieron varias pruebas de grabación con los técnicos de la Welte-Mignon y dejaron impresos varios “rolls” o “rollos master” en los cuales quedaban registradas dos puntuaciones, una para la nota (cada una de las teclas pulsadas en el piano) y otra para el volumen del registro.


Como podréis comprobar por el audio, el resultado final es francamente sorprendente ya que la reproducción de la interpretación del artista, en este caso el propio Gustav Mahler, recrea con absoluta fidelidad los acentos, la dinámica-armónica y el ambiente que rodeó la interpretación durante la “grabación”. Y no solo eso, consideremos que cuando tantas veces se ha discutido acerca de cual debería ser la velocidad, el tempo, al que debería ser interpretada una obra (en este caso el inicio de la Quinta de Mahler), es el propio compositor quien nos ofrece la posibilidad de sincronizarnos con el metrónomo virtual que su cerebro siguió durante la ejecución de la obra.

Lo que vais a escuchar es el “roll master” original de la época, grabado por Mahler y reproducido en una pianola de Welte-Mignon exactamente. Podéis estar seguros de que así fue como sonó aquél día.