jueves, 29 de mayo de 2014

Titán - Mahler

Quizá sea repetitivo escribir otro post sobre Gustav Mahler, pero puedo asegurar que si es mi compositor favorito, es porque se ha ganado el derecho a serlo. Hay grandes obras escritas por compositores de alto nivel, esperando aparecer por aquí, pero algo en mí no me deja pasar al siguiente sin comentar hoy la obra que aquí se presenta.

En primer lugar explicar que Titán no es, al parecer, la primera sinfonía del compositor de Bohemía, pues hay pruebas de que anteriormente compuso cuatro más cuyos manuscritos fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial por el gobierno nazi, quien condenó al compositor al ostracismo por su condición. Recordemos que Mahler era judío. Carga que le acompañaría durante toda su vida. Él mismo composior diría en una ocasión : «Soy tres veces extranjero: un bohemio entre austriacos; un austriaco entre alemanes y un judío ante el mundo».

Estas obras desaparecidas explican el por qué de que 
la Sinfonía Titán tenga una consistencia y una maestría impropias de lo que cabría esperar en la opera prima de un joven compositor.


Mahler comenzó su Primera Sinfonía en 1884, la finalizó en 1888 y dirigió su estreno en Budapest el 20 de noviembre de 1889 después de que la mayoría de directores de la época la rechazaran por considerarla “demasiado moderna y transgresora”.
El día del estreno, la recepción de la obra fue mas bien fría por parte del público. 


En un principio, la Sinfonía Titán no fue considerada como tal por el autor sino mas bien como un poema sinfónico (o poema tonal) dividido en dos partes con tres movimientos en la primera y dos en la segunda.
Más adelante, Mahler abandonó la idea de contemplar esta obra como “música programática” y la catalogó definitivamente como una sinfonía con cinco movimientos, aunque no tal y como actualmente la conocemos, pues pasado un tiempo, Mahler desechó el segundo movimiento (
Blumine) al no considerarlo “suficientemente sinfónico”.
En la actualidad, son muy pocos los dir
ectores (y muy pocas las grabaciones disponibles) que incluyen el movimiento Blumine en la ejecución de esta sinfonía.

Por el bien de mis lectores comentaré  tan sólo primer y tercer movimientos aunque recomiendo escuchar con detenimiento toda la obra.




PRIMER MOVIMIENTO

Comenzamos movimiento y obra con las cuerdas entonando un La mantenido.  Comienza de una manera realmente suave. A lo largo de varios minutos, poco a poco van incorporándose algunos instrumentos partiendo de ese La. Podemos diferenciar algunos instrumentos que hacen voces de aves y otros realizando fanfarrias. Las trompas comienza con un solo en grupo que otorga una profundidad al sonido que lo hace penetrar más en el oyente. Será algo más avanzado el movimiento cuando por medio de esa fanfarria surgirá la tonalidad de Re Mayor otorgando mayor ligereza y frescura a la obra.
Este primer movimiento finaliza con un regreso de las mismas voces de las aves que aparecen en la introducción para concluir con un sosegado y relajante cierre.
He de decir que poco comienzos sinfónicos están a la altura del aquí descrito. Su delicada belleza combinada con su originalidad confieren al mismo una calidad digna de admiración.




TERCER MOVIMIENTO

Se trata de un movimiento lento que Mahler concibió como una paródica marcha fúnebre basada en en la canción folclórica Frère Jacques que es aquí ejecutada en la tonalidad de Re menor para dar paso a unas fáciles melodías que nos transportan a la música que solían interpretar las bandas callejeras y en las que queda de manifiesto los orígenes judíos del compositor.
Se puede apreciar claramente en su manera de enlazar diferentes motivos lo avanzado de la técnica de Mahler. En cuanto a la belleza de la pieza, no hay palabras que puedan expresar la perfección de este movimiento. La delicadeza de la marcha con la gracia de las danzas.