lunes, 30 de septiembre de 2013

La Sinfonía n.º 3 en Fa mayor Opus 90 - Johannes Brahms

La Sinfonía n.º 3 en Fa mayor Opus 90 de Johannes Brahms fue compuesta en el verano de 1883 en Wiesbaden, cerca de seis años después de haber terminado la Segunda Sinfonía. En el ínterin, Brahms había compuesto algunas de sus mejores obras maestras, en las que se incluyen el Concierto para violín, las dos oberturas, y el Concierto para piano n.º 2.

Está basada probablemente en esbozos de años anteriores. Uno de sus motivos principales está basado en la transposición musical de las iniciales de una frase muy suya: "Frei aber froh" (libre pero feliz, FAF, es decir: Fa-La-Fa, aunque realmente la segunda nota es La bemol).
Fue estrenada el 2 de diciembre de 1883 por la Orquesta Filarmónica de Viena, bajo la dirección de Hans Richter que la consideró como la Heroica de Brahms (aludiendo a la Tercera Sinfonía deBeethoven).

En el primer movimiento nos encontramos un motivo viril y enérgico a la entrada, con mucha fuerza y en las cuerdas y con el apoyo del viento para darle mas empuje. Poco después sorprende el cambio al segundo tema del movimiento, por medio del clarinete. Ambos temas con un gran romanticismo pero con unas diferencias tan perceptibles. El segundo tema es más juguetón, más suelto, casi anhelando épocas felices ya pasadas. Ambos temas irán bailando a lo largo del movimiento.

El segundo movimiento (idilio pastoral susurrado en términos elegíacos) sugirió a Clara Schumann el siguiente comentario, que ella transmitió al maestro: “Escucho, atenta, el murmurio de la plegaria que siento elevarse por encima de la capilla silvestre; escucho la voz de los riachuelos, la danza de los escarabajos y de los mosquitos. Es un zumbido y un cuchicheo; una se siente como prisionera de todas las delicias de la naturaleza”

Poco se puede decir del poco allegretto. Es una pieza de una belleza y un lirismo rara vez igualado. Como trompista que soy, no puedo irme sin alabar la presencia de la trompa en este magnifico movimiento, sobre todo la segunda vez que aparece, y que llena hasta el último hueco de la sala con ese sonido oscuro que le otorga profundidad a la pieza. Finalmente he de volver a ensalzar el papel de la trompa y del bellísimo contrapunto que hace mientras la cuerda interpreta el tema principal a un minuto del final.

El cuarto movimiento recuerda al primero. Cargado con un gran caracter romántico. Combinando momentos de una tensión extrema con pasajes mas delicados, pero siempre otorgándole a la obra la firma del autor. Este movimiento posee quizás más presencia por parte del viento, aunque la cuerda suele llevar la voz cantante casi todo el tiempo. Finalmente la obra concluirá desvaneciéndose poco a poco cual patética de Tchaikovsky, algo que como músico siempre respeté en un autor. Muy seguro has de estar de tu obra, como para no buscar los aplausos, y esta es una de esas obras que se lo pueden permitir.


sábado, 14 de septiembre de 2013

concierto para dos violines de Bach en Re menor y concierto para dos violines de Vivaldi en La menor

En este post vamos a hablar de dos de mis conciertos barrocos favoritos. Ambos para dos violines. Se trata de el concierto para dos violines de Bach y el concierto para dos violines de Vivaldi.

El Concierto para dos violines en Re menor o Doble Concierto para Violín (BWV 1043) fue compuesto entre 1730 y 1731 cuando era el maestro de capilla de la corte de Anhalt-Köthen, probablemente para ser interpretada por el Collegium Musicum de Leipzig.
Este concierto se caracteriza principalmente por el dialogo musical que se efectúa entre los dos violines solistas. Este maravilloso baile se ve incrementado en en el segundo movimiento donde la relación entre ambos llega a su punto  álgido, alcanzando una belleza extrema.
El concierto está compuesto de tres movimientos



El Concierto  en La menor para dos violines y cuerdas, RV.522 es sin duda alguna mi concierto favorito para dos violines. Fue el concierto número 8 de los doce que componen L'estro armónico (inspiración armónica). 
Liberado Vivaldi de sus obligaciones de enseñanza en el orfanato, acometió el reto de componer la colección de conciertos más grande que nunca se hubiera intentado en Venecia.
L'Estro Armonico lanzó a Vivaldi a la fama europea, especialmente en Alemania, e impulsó la venta de varias colecciones que siguieron. El típico concierto veneciano de la época constaba de dos partes para violín, una principal y otra secundaria. L'Estro Armonico contiene cuatro partes para violín, dos grupos de principal y secundaria.
Volviendo al número 8. Se percibe claramente la presencia de Vivaldi, que llena de exuberancia, alegría y fuerza la obra . Podemos apreciar sutiles diferencias con el concierto de Bach. Una mayor intensidad emocional, una ansiedad generada al oyente y una clara muestra de calor mediterráneo. 


sábado, 7 de septiembre de 2013

Requiem de Verdi - Dies Irae - Claudio Abbado

Tras este parón estival que me ha mantenido alejado de mi blog. Vuelvo con energías renovadas para seguir subiendo a este humilde foco de cultura musical, grandes obras de la música. En este caso, una pieza del romanticismo italiano, "El requiem de Verdi"

Pero no puedo abarcar en un solo post tan magna obra, pues no sería justo para con tan gran monumento musical. Es por ello que me quiero centrar en un solo movimiento de este requiem, el Dies Irae, y mas en concreto en una interpretación de tal movimiento.

Es bien sabido que el requiem de Mozart es en gran medida la cima de un compositor que ya de por sí, estaba a nivel superior, mas puedo decir sin temor a equivocarme, que el Dies Irae del requiem de Verdi, no tiene nada que envidiar al de Mozart y, aun si cabe, lo supera en ciertos aspectos.

Nada mas terminar el Kyrie Eleison, no sabemos lo que nos va a llegar, pero al comenzar este canto medieval llamado Dies Irae, podemos ser consciente de por qué habla de el dia de la ira.

Estoy seguro de que si la ira de Dios se hiciese música sonaría de esta manera. Una entrada fortissima por parte de toda la orquesta, destacando el viento-metal, con esas sincopas que crean un efecto de ansiedad en el oyente que te hace incorporarte del asiento, y entonces la Orquesta calla, para dejar paso a una fanfarria de trompetas situadas en diferentes lugares de la Sala, que van llamándose unas a otras, contestándose, llamando a la resurrección de la carne, al Juicio Final… El Coro se une, a continuación, junto con la Orquesta en pleno a la llamada de las trompetas… Oíd cómo los muertos se levantan de sus tumbas… Oíd cómo acuden, obedientes, a la llamada… Oíd. Y alucinad.

Pero antes he comentado que no solo quería centrarme en un movimiento si no que quería mostrar una interpretación de esta pieza....


En el año 2000, se le diagnosticó un cancer de estomago al gran maestro Claudio Abbado, director de la Berliner, un año después, tras perder parte de su sistema digestivo pero afortunadamente superar el cancer, quiso volver a los escenarios, y la obra elegida para su regreso fu la que hoy tratamos. 


Es impresionante el rostro de Claudio, que es casi el rostro de la muerte interpretando dicha obra. 


A continuación dejo dos videos. En el primero podemos disfrutar del Dies Irae que hemos comentado. El segundo es el final del requiem entero, si terminais de ver el video o lo pasáis hasta el final, podréis observar a un Claudio Abbado exhausto, y a un público fascinado, que tarda en aplaudir casi 30 segundo desde que concluye la obra por el mas el gran respeto que se le tiene al director. No tiene desperdicio.